VENCIMIENTO DEL VINO

 





cuando hablamos de los vinos, nos referimos a todos ellos y en todas sus variables: tintos, blancos, rosados, espumosos, dulces, licorosos y tranquilos. Ningún vino posee fecha de vencimiento, y ni siquiera la frase “consumir preferentemente antes de ‘tal’ fecha”. Cabe destacar que otras bebidas con contenido alcohólico sí poseen fecha de caducidad, como es el caso de muchos tipos de cervezas, por citar un ejemplo.

Sucede que dentro de una botella de vino se verifica un medio donde prevalecen el alcohol, los ácidos, diversos conservantes naturales, y también otros incorporados durante el proceso enológico. Todo eso dota al vino de una nobleza difícil de igualar, más teniendo en cuenta que el contenido alcohólico permanece muy lejos del de las bebidas espirituosas. De todos modos, es verdad que un vino puede arruinarse con el paso del tiempo por diferentes motivos (guarda incorrecta, defecto del corcho, o estiba muy prolongada).

También es cierto que pueden acontecer diversos ataques de microorganismos. Cualquiera sea el caso, el vino verá afectada sus características, sus cualidades, sus gustos y sus olores…o sea, puede adquirir un gusto feo…pero nunca será perjudicial para el consumo humano. Un clásico ejemplo de esto, puede ser un vino que se guardó por mucho tiempo más que para el que estaba diseñado, y por lo tanto se avinagró. Bien, en ese caso tendremos vinagre, pero apto para el consumo humano.

El productor, el bodeguero, son los principales interesados en que al momento de beber su vino, el mismo se encuentre con sus cualidades a pleno, por eso se suelen colocar en las contra-etiquetas los rangos de temperatura de servicio óptimos, y en el caso de los vinos con capacidad de guarda, el periodo ideal de la misma. Pero esto último no debe confundirse con una fecha de vencimiento o de caducidad. Se trata sólo de la recomendación del hacedor del producto.

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